Son bien conocidos los casos de falsificadores de obras de arte. Pero que alguien pueda crear una obra nueva de un autor famoso, eso es llevar al falsificador a otro nivel.

Van Meegeren, la vanidad del falsificador
Miguel Ángel le vendió al papa Julio II como esculturas griegas algunas que él mismo había esculpido de propia mano. Era una estafa, pero no dejaban de ser esculturas auténticas de Miguel Ángel y sin duda con el tiempo fue el Vaticano, como siempre, el que salió ganando. Muchas veces le llevaban a P…