Son palabras del mismo Nietzsche. De él todo el mundo recuerda lo de la muerte de Dios, pero pocos mencionan su condena al socialismo.
El socialismo es el fantástico hermano menor del casi decrépito despotismo, cuyo heredero quiere ser; sus afanes son, pues, reaccionarios en el sentido más profundo, Pues apetece una plenitud de poder político como sólo el despotismo ha tenido; más aún, excede de todo lo pasado por aspirar a la aniquilación literal del individuo: se le antoja éste un lujo injustificado de la naturaleza y que él debe corregir en un órgano de la comunidad que sea conforme a fin.»
Friedrich Nietzsche. Humano, demasiado humano, Primer Volumen, Akal, 2007, Madrid, página 229.