Artemisa y Hécate

Siempre que se lee Hechos 19, a partir del versículo 23, que narra la denomina Revuelta de los orfebres en Éfeso contra Pablo y sus acompañantes, ocasionada por la afectación del negocio de los vendedores de imágenes de Artemisa, pensamos en Artemisa como una diosa más.

Pero Artemisa no es una diosa más. Está vinculada con Hécate, la diosa de la brujería (entre otras cosas)

Ver también «Diana y otras criaturas de la noche» de Mª Juana López Medina, Universidad de Almería, ARYS, 8, 2009-2010, 101-128 ISSN 1575-166X en

Allí se lee por ejemplo:

«según la tradición literaria y aún en época de Augusto y Ovidio, estamos ante la diosa de las tres figuras, Trivia: Febe en las nubes, Diana cazadora en la tierra y Hécate en los infiernos y en la tierra cuando está envuelta por la noche.»

«Diana y otras criaturas de la noche» de Mª Juana López Medina, Universidad de Almería, ARYS, 8, 2009-2010, 101-128 ISSN 1575-166X

Ver también

Eso explica que Hécate sea identificada con la noche misma.

Sobre la divinidad femenina. En España antigua se veneró a Artemisa Efesia.

Sobre la iconografía de Artemisa de Éfeso

Para un análisis del sacrificio de Ifigenia y la memoria a través suyo de los sacrificios humanos.

Un posible motivo de la identificación de Artemisa con Diana y Hécate.

Para una exploración de magia antigua, ver esta edición de la Revista Internacional de Investigación sobre Magia y Astrología Antiguas, Volumen 15, 2015

Bibliografía acerca de Artemisa

Artemisa y Démeter

León, C. F. (2014). Estudio comparativo entre las diosas Artemisa, Démeter y la diosa hitita Hannahanna en torno a la fertilidad. Historias del Orbis Terrarum, (12), 43-67.

Artemisa y Astarté

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La visión de Sócrates sobre mujeres y procreación

Mucho se escribe que las mujeres solo contaban para procrear en la antiguedad. Eso es falso. Tener hijos no se hacía con cualquiera. Sostiene Jenofonte respecto de Sócrates (Jenofonte fue discípulo de Sócrates)

«Según eso, ¿podríamos encontrar a alguien que haya recibido mayores beneficios que los hijos de los padres? A quienes los padres cuando no existían les dieron el ser, el poder ver tantas bellezas y participar de tantos bienes como los dioses procuran a los hombres, bienes que nos parecen tan valiosos que nos resistimos a abandonarlos más que ninguna otra cosa; y las ciudades han establecido la pena de muerte para los crímenes más graves en la idea de que no hay miedo a un mal mayor para reprimir el delito. Desde luego, no te imagines que los seres humanos engendran hijos por el placer sexual, porque si de eso se tratara, las calles están llenas de medios para satisfacerlos, como también están llenas las casas. Más bien es evidente que tomamos en consideración de qué mujeres podríamos tener los mejores hijos, y es con ellas con las que nos unimos para procrearlos. El hombre, por su parte, sustenta a la que está dispuesta a colaborar con él en la procreación y prepara para los hijos que van a nacer todo cuanto piensa que les va a ser útil durante la vida, y ello con la mayor abundancia que puede. La mujer, en cambio, tras haber concebido acepta la carga, aguantando molestias y poniendo en peligro su vida, comparte el mismo alimento con el que ella se sostiene, y, después de llevar el embarazo hasta su término con grandes trabajos, a continuación del parto lo mantiene y lo cría, sin haber recibido previamente ningún beneficio de él y sin que el retoño sepa de quién recibe buen trato ni pueda dar a entender qué le falta, sino que ella misma, conjeturando lo que le conviene y lo que le puede gustar, intenta satisfacerle y lo va criando durante mucho tiempo de día y de noche a costa de fatigas, sin saber qué agradecimiento recibirá por ello. Y no basta con criarlo únicamente, sino que además, cuando parece que los niños son ya capaces de aprender algo, los padres les enseñan lo que ellos mismos saben de bueno para la vida, o bien, si consideran que otro es más capaz de enseñarles, se los envían pagando los gastos, procurando por todos los medios que los hijos sean lo mejor posible.»

Jenofonte. Recuerdos de Sócrates · Económico · Banquete · Apología de Sócrates, Biblioteca Clásica Gredos, 182, ISBN 9788424932145, Madrid, 2016,
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